Lago Victoria, Serengeti (Africa)

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Los rústicos tejados de las asentamientos se van degradando a la intemperie, mientras sólo van van quedando casas de ladrillos y cemento a medio terminar. Casas empezadas por comerciantes con dinero hecho conduciendo sus camiones. En sus visitas a la ciudad se acuestan con putas que padecen de SIDA. Entonces se enferman, y les dan su dinero a los curanderos para que les curen a ellos y sus novias. Nadie se cura, y las construcciones de casas nunca continúan. Los curanderos se llevan todo el dinero, y acaban también enfermando. Al final, los comerciantes y sus novias se mueren, los curanderos se mueren, y el dinero desaparece con ellos. Todo lo que queda son las casa medio terminadas y las chabolas sin techo con acacias creciendo en su interior, mientras los hijos infectados venden su cuerpo para sobrevivir hasta que les llegue su muerte prematura</blockquote>


Extracto traducido libremente del libro “El mundo sin nosotros”, de Alan Weisman.

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